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jueves, 17 de enero de 2013

dos poemas de Eunice de Souza




















Pieza de conservación

Mi colega criada en Portugal
agarró un shivalingam de arcilla
un día y dijo:
¿Esto es un cenicero?
No, dijo el vendedor,
esto es nuestro dios.




Dulces dieciséis

Bueno, no se puede decir
que no lo intentaran.
Las madres nunca hablaron de la menstruación.
Una monja gritó: Ordinaria
no digas corpiño
di sujetador
Y le abrochó mangas de papel
a nuestros vestidos sin mangas.
El cura tronó:
Nunca salgan solas con un hombre
Solas nunca
y aunque estén comprometidas
besos sin ninguna pasión solamente.

A los dieciséis años, Phoebe me preguntó:
no te puede pasar cuando estás en un baile,
quiero decir, sabes
que te de un embarazo, mientras
estás bailando?
Yo, con dieciséis, le aseguré que sí,
que podía pasarle.

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